la esquina rumbera

jueves, 29 de septiembre de 2016

salsa en la esquina rumbera
                                     HERENCIA LATINA Y SALSERA
   Si bien no se puede decir lo mismo acerca de la musicalidad y la espontaneidad, los egos y la competencia siempre han sido partes integrales de la música latina, en especial el género que hoy conocemos como salsa. Y me explico: si bien es cierto que hoy en día al músico de salsa se le exige más (si quieres estar en el guiso de los que graban en estudio, tienes que saber leer música y si eres de los que de primera vista te tiras el número, mejor), también es cierto que la salsa de hoy suena irremediablemente mecánica. Y esto no es culpa de los músicos (total, nosotros solo nos limitamos a leer lo que el papel dice, qué remedio...), sino de la industria como tal, en aras de una supuesta definición de comercialismo. O lo que es lo mismo, los cocorocos de las disqueras hoy en día se toman la "modestia" (que no molestia) de decidir qué es lo que le gusta al público y qué no, un modus operandi copiado al calco de las disqueras gringas (o "multinacionales"), que curiosamente controlan mucho del mercado actual latino. Por tanto, no es malo decir que la competencia en la salsa hoy día es entre disqueras y no entre los músicos. Total, casi todos los talentos nuevos o se parecen entre sí o copian descaradamente al más pega'o (y quede como evidencia de esto la fila interminable de clones de Marc Anthony en el mercado, empezando por el tal Luis Damon y Frankie Negrón; Y ni se hable de todas las divas frustradas de la era del Freestyle que empezaron a cantar salsa fonéticamente después de que India la puso en la China...). Y claro, si siempre graban los mismos músicos y se utiliza a los mismos arreglistas, no puede ser menos obvio el por qué hoy día todas las orquestas se parecen... si es que el "solista" de turno tiene una orquesta propiamente dicha. En fin, que en todo caso, la competencia entre muchos de los cantantes de hoy se limita a: (1) quién recibe más payola, y (2) quién tiene el ego o fronte más insoportable.

            Volviendo al tema inicial, la tira'era entre bandas y/o soneros ha sido fuente de inspiración para muchos de los momentos más interesantes en la historia de la salsa. Ya bien fuera el motivo para la guerra el cuál orquesta sonaba mejor, cuál atraía más público (y por lo tanto, cuál vendía más discos, si es que grababan) o simplemente quién se promocionaba en los bailes como atracción principal, esta competencia entre grupos fue lo que llevó la salsa a niveles máximos durante los '70 y mediados de los '80, antes de que Eddie Santiago se trepara y de repente todo el mundo empezara a hablar de moteles, sabanas mojadas y "a tu marido le falta lo que yo tengo de más." (Y antes de que a Lalo Rodríguez le diera por hacer "push-ups" en plena tarima cada vez que cantaba "Devórame Otra Vez.....") Este artículo pretende traer a colación una muestra de todo esto. Y empezamos:

  • Aprovechando (hasta cierto punto) la reciente y lamentable partida del "Rey Del Timbal" Tito Puente, empecemos con él y dos de sus guerras más famosas allá para los '50 y '60. Durante la era del Palladium, la batalla entre Puente y su tocayo, el también fallecido astro Tito Rodríguez, alcanzó ribetes de leyenda.
    • Si bien Puente arrancó primero como solista y líder, cuando Rodríguez se lanza y pega en grande, llega el momento en que éste último rehúsa aceptar ser segundón de nadie, sea Puente o el que sea. Ambas orquestas arrastraban público como loco, pero dado que ambas bandas tenían cláusulas de "top billing" (atracción tope), hacer un baile con ambas orquestas alternando era sucio difícil para cualquier promotor. Hasta que a alguien con suficiente malicia se le ocurrió juntarlos en un baile en el Palladium (la táctica fue contratarlos a ambos sin que la otra parte lo supiera y regar flyers con las fotos de ambos (uno en cada lado del papel) con la fecha del evento). Cuenta Izzy Sanabria que quién único la pasó mal esa noche fue el encargado de poner las letras en el frente del local, ya que estuvo toda la santa noche cambiando los créditos de sitio cada vez que Puente o Rodríguez salía afuera y le exigía que "mi nombre va arriba, acuérdate."

    • Si bien ambos, en entrevistas separadas, dijeron que no había tal guerra personal entre ambos y todo era un fronte publicitario (si les suena familiar, eso es lo que los raperos de ahora dicen también), las canciones que ambos se dedicaban entre sí halan por sí solas. Por ejemplo, en el lado de Rodríguez están "El Que Se Fue" y "Yo Soy Tu Dolor." La letra de la primera, escrita en un momento en el que Puente prácticamente abandonó el Palladium por un contrato más lucrativo en otro sitio, además de las giras, habla por sí sola: "El que se fue no hace falta... te fuiste por cuenta tuya buscando ambiente mejor, hoy tu estás arrepentido pues tu puesto se ocupó..." Ya para la segunda el mensaje lo es más subliminal (se encuentra precisamente en el coro y título de la canción: "Yo soy tu dolor de cabeza, yo soy tu dolor") y se trataba de otra de esas canciones "in your face" que tanto le gustaban a Rodríguez para lanzárselas como jabs a su rival, como quien dice "ya no estás solo, negro. Ahora te las tienes que ver conmigo." Pero Puente no se quedaba da'o. Aquí tienen como ejemplo la letra de "Timbalero:" "cuando me veas llegar, échate pa' allá, tu ves que no somo' iguales... cantando una rumba, tu bien lo sabes, pero en los ritmos modernos, yo soy la llave..."

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